Los nuevos electores latinoamericanos de Jaime Durán Barba y Santiago Nieto y Memorias (1857 – 1888) Treinta Años De París de Alphonse Daudet
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Documento humano, a la vez que reflexión sobre la creación artística, la publicación de los DIARIOS 1898-1918 de PAUL KLEE fue recibida con alborozo por cuanto ofrecían un material inestimable para la comprensión de su obra. Por su carácter de diario personal, íntimo aun, sus páginas están repletas de información sobre los avatares, definitivos unos, aparentemente nimios otros, de la vida de un joven artista centroeuropeo en los albores del siglo pasado. Pero junto a ello, y a veces inmersos en anécdotas personales, Klee anota también sus pensamientos artísticos. Se revela así a los ojos del lector el creador en formación, que aprovecha y critica las enseñanzas recibidas y busca su propio camino en una época de grandes convulsiones artísticas. Transcurridos esos dos primeros decenios, y tras un apasionante proceso de descubrimiento y depuración, Klee es ya el artista capaz de ofrecer la obra madura que le ha situado en lugar tan destacado del arte de nuestro tiempo.
PAUL KLEE, DIARIOS 1898 – 1918. Editorial Alianza Forma
Rústica satinada con solapas, 23 x 15 cm., 322 págs., profusamente ilustrado
Precio $ 400.-
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El poeta y ensayista inglés Al Alvarez intentó acabar con su propia vida en 1961. Sobrevivió por casualidad. En cambio, su amiga, la célebre poeta Sylvia Plath, consiguió suicidarse dos años más tarde. Plath le dedicó su poemario póstumo, Ariel. Entre aquellos dos sucesos se desarrolla este extraordinario ensayo autobiográfico, un estudio aún insuperado sobre las dimensiones históricas, sociológicas, filosóficas y literarias de una cuestión que las prevaricaciones y cortesías de la lengua se obstinan en ocultar: el misterio del suicidio.
En la Roma pagana, el suicidio era común y se tenía por una manera honrosa de morir. En la Edad Media se consideraba un repugnante pecado mortal: en el infierno dantesco, los suicidas son condenados al séptimo círculo, por debajo de asesinos y herejes. Los románticos admiraron a los artistas que acababan con su vida en la plenitud de sus facultades creativas.
De Camus a Dostoievski, de Kierkegaard a Beckett y al dadaísmo, lleno de verdades poéticas. El dios salvaje es una obra sobre la belleza y el libremente asumido riesgo de vivir.
Morir
es un arte, como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Tan bien que es una barbaridad.
Tan bien que parece real.
Se diría, supongo, que tengo el don.
SYLVIA PLATH
“Lo mejor en mi caso era abordar el suicidio desde la perspectiva de la literatura, para ver cómo y por qué tiñe el mundo imaginativo de los creadores. La literatura no es sólo un tema sobre el cual sé algo; es una disciplina que, por encima de todo, se ocupa de lo que Pavese llamó “el oficio de vivir”. Como los artistas son vocacionalmente más conscientes de sus motivos y más capaces de expresarse que la mayoría de la gente, era probable que ofrecieran iluminaciones que se hurtaban a sociólogos, psiquiatras y estadísticos.”
Al Alvarez
El dios salvaje, El duro oficio de vivir, Al Alvarez
Editorial emecé – Año 2003
Traducción de Marcelo Cohen
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